¿Que otra cosa son las terapias ya sean convencionales, alternativas, manuales o energéticas sino un lenguaje basado en el impulso?
El impulso del terapeuta por curar, equilibrar o sanar de la dolencia que sufre su paciente, sea cual sea esta y provenga de donde provenga y el impulso del paciente por ser sanado y establecer una comunicación con su entorno mas íntimo e interno para que este le permita conocerse mejor, crecer y liberar todos sus frenos, barreras y bloqueos para obtener la sanación como la consecución lógica de este proceso básico, dual e intrínseco de todo ser cuando se establece esta comunicación sutil.
La dolencia que este sufra es algo irrelevante, ya que no se trata con la dolencia o el desequilibrio como un todo, sino como una parte o un reflejo del propio ser, ya que únicamente esta contenida en la medida en que la expresa y desde el punto de vista del terapeuta esta no debe establecerse como un fin u objetivo, sino como una señal que debe indicarle el camino que debe buscar para encontrar su origen y poner a este y al ser en íntimo contacto, siendo el terapeuta un mero actor de la intención que posee para llevar a cabo tal fin.
Todo el proceso debe transcurrir limpiamente siendo el conjunto del acto un proceso de crecimiento para ambas partes, no existiendo interacción artificial alguna, no existiendo por tanto ningún responsable tanto del éxito como del fracaso de la aplicación de la terapia.
Solo existirá el nexo sutil que ha existido desde siempre entre los sabedores de que deben ser sanados o equilibrados y los hacedores que han recibido la llamada del todo para volcarse por entero en su realización hacia otros para de ese modo expresarse hacia adentro, mostrando todo lo que son desde el acto y no desde la mera forma.