La violencia es el sustrato animal que se muestra en nuestro interior como una justificación de la anulación para con nosotros mismos, dejándonos un poso de resentimiento y rencor que finalmente instaurará en nuestro interior la completa ceguera de nuestro yo verdadero, impidiéndonos disfrutar de la riqueza que existe en el descubrimiento de otros seres y de la calidez que nos aguarda impaciente tras los muros de la piel y de la carne que se nos muestra.