Así como los animales reflejan su nobleza a través de la pureza de su carácter e instinto mas básico, siendo en todo momento acordes a su naturaleza, así los seres humanos debemos mostrarnos también como el reflejo de nuestro YO FUNDAMENTAL Y PRIMIGENIO QUE SE NUTRE DE LA DIVINIDAD QUE HABITA EN CADA UNO DE NOSOTROS.
Ellos no crean ni modulan su carácter a partir de los factores externos que les afectan, sencillamente SON UN REFLEJO DE SU ESPÍRITU INDÓMITO Y COMO TAL SE COMPORTAN, VIVEN Y MUEREN Y LA VIDA ES UN CALCO DE LA EXPRESIÓN DE LO QUE VERDADERAMENTE SON.
NOSOTROS DEBEMOS APRENDER A SER, A IDENTIFICARNOS CON LO QUE SOMOS, y es a partir de este punto de consciencia cuando empezaremos a desembarazarnos de los lastres que nos han ido otorgando factores como la enseñanza, la educación y el sentido de la expresión y el decoro.
Cuando hayamos dejado todo esto atrás, NOS RECONOCEREMOS EN ESE INCREÍBLE VACÍO QUE SE CREA, INVADIÉNDONOS UNA INCREÍBLE SENSACIÓN DE LIBERTAD Y RECONOCIMIENTO DE NUESTRA NATURALEZA, EN LA CUAL NO SON NECESARIAS LAS LEYES NI LOS LÍMITES MARCADOS POR EL SER HUMANO, PORQUE YA SOLO NOS REGIREMOS POR LA LEY UNIVERSAL DE DIOS QUE SOLO SE OBSERVA A SI MISMO A TRAVÉS DE LOS DEMÁS QUE NOS RODEAN Y DE SU EXPRESIÓN REALIZADA A TRAVÉS DE NOSOTROS MISMOS.