Os hablo de una caricia extraterrena que no viene servida desde el consuelo, desde la ternura o desde la aflicción, una caricia que no parte del carácter humano de rescatar a quien la recibe del daño o de la pena que este ser sufre.
Simplemente esta se brinda en un gesto puro, inmaculado que contiene toda la capacidad que un ser de luz posee de amar y de brindarse por completo para llenar de si mismo todo lo que abarcan sus ojos, colmando por completo a quien lo recibe.
Un gesto que parte de su mas pura esencia y que se nutre de la misma energía de la que esta constituida la creación, LA LUZ DEL AMOR EN ESTADO PURO, de esta se nutren, de esta emanan, de esta son participes...y esta es la que nos entregan a manos llenas para que seamos en ellos como ellos lo son en cada uno de nosotros, juntos, en comunión, como un gran ser único a imagen y semejanza del dios creador que nos observa a todos.